¿Cuántas veces miras a los ojos a
una persona y te das cuenta de que no está diciéndote la verdad, no está siendo
sincero contigo? Lo ves en sus ojos, lo sentís.
La hipocresía ronda en todos lados,
lo ves en las personas, lo vemos en el aire.
Flota, en la sociedad que nos
rodea.
¿Cómo puede ser que nos creamos
libre si en realidad vivimos bajo una sociedad opresora?
Vivimos bajo una hipócrita sociedad
que nos quiere vender la libertad en bandeja de plata.
Vivimos bajo una sociedad hipócrita
donde nos quieren hacer creer que somos tan libres como nuestros derechos nos
los permiten; pero ahí está la cosa. No somos completamente libres.
Actualmente resulta que no hay edad
para tener relaciones sexuales, cada uno puede hacerlo a penas se desarrolla su
cuerpo; ahora podemos hablar del sexo tan libremente… pero ojo. Si vemos a
alguien con un libro donde puede haber partes eróticas o simplemente habla del sexo,
no está bien visto.
¿La razón? No tengo la más pálida
idea.
Hablamos de la homosexualidad tan
libremente, pero a menos que tus ojos y mente estén limpios, veras a un
homosexual como alguien que tiene un problema.
Escuchamos mujeres diciendo que
apoyan las estrías, la celulitis, los rollos, etc. pero también son las
primeras en criticar a una mujer por tener todos esos factores que juraban
apoyar.
Hablamos tan libremente de todo,
pero en realidad, vivimos bajo una libertad opresora, una libertad que se acaba
cuando permitimos que el comentario vulgar del otro nos afecte.
¿Lo peor de una persona hipócrita?
Es cuando descubres que no es todo
lo que dice.
Es cuando descubres
que no cree realmente todo lo que dice.