domingo, 29 de enero de 2017

Hipocrecía.



¿Cuántas veces miras a los ojos a una persona y te das cuenta de que no está diciéndote la verdad, no está siendo sincero contigo? Lo ves en sus ojos, lo sentís.
La hipocresía ronda en todos lados, lo ves en las personas, lo vemos en el aire.
Flota, en la sociedad que nos rodea.
¿Cómo puede ser que nos creamos libre si en realidad vivimos bajo una sociedad opresora?
Vivimos bajo una hipócrita sociedad que nos quiere vender la libertad en bandeja de plata.
Vivimos bajo una sociedad hipócrita donde nos quieren hacer creer que somos tan libres como nuestros derechos nos los permiten; pero ahí está la cosa. No somos completamente libres.
Actualmente resulta que no hay edad para tener relaciones sexuales, cada uno puede hacerlo a penas se desarrolla su cuerpo; ahora podemos hablar del sexo tan libremente… pero ojo. Si vemos a alguien con un libro donde puede haber partes eróticas o simplemente habla del sexo, no está bien visto.
¿La razón? No tengo la más pálida idea.
Hablamos de la homosexualidad tan libremente, pero a menos que tus ojos y mente estén limpios, veras a un homosexual como alguien que tiene un problema.
Escuchamos mujeres diciendo que apoyan las estrías, la celulitis, los rollos, etc. pero también son las primeras en criticar a una mujer por tener todos esos factores que juraban apoyar.
Hablamos tan libremente de todo, pero en realidad, vivimos bajo una libertad opresora, una libertad que se acaba cuando permitimos que el comentario vulgar del otro nos afecte.
¿Lo peor de una persona hipócrita?
Es cuando descubres que no es todo lo que dice.
Es cuando descubres que no cree realmente todo lo que dice.